Como animales tratan a damnificados de la isla de Providencia
La población continúa a la intemperie y bajo la lluvia y el alcalde abandonó la municipalidad para disfrutar de las comodidades que ofrece la isla de San Andrés. En estos momentos la situación en Providencia está peor que el día 17 de noviembre cuando Colombia conoció la magnitud de la tragedia.
Diecinueve días después del paso del huracán IOTA que devastó totalmente las islas de Providencia y Santa Catalina, sus habitantes se encuentran en medio de la oscuridad, bajo intensos aguaceros, durmiendo a la intemperie sobre sillas, como si nadie se hubiese percatado de la tragedia que arrasó con una arquitectura de más de 391 años de historia y una población que fue dejada a merced de la violencia de la tormenta para que desapareciera. Las denuncias de los damnificados dan cuenta del abandono de la población y su situación en estos momentos es peor que el día martes diecisiete de noviembre cuando el presidente de la República llegó al lugar del desastre.
Mientras que el Puesto de Mando Unificado se ha atrincherado en una guarnición militar de San Andrés para informar a algunos medios de comunicación sobre su desacertado programa de reconstrucción de las islas devastadas por el huracán, los providencianos viven en carne propia las secuelas de una tragedia que pudo diezmar su población por el abandono estatal, sostienen las quejas que circulan en las redes sociales.
Como si fuera poco, el alcalde abandonó la municipalidad y montó oficina en la isla de San Andrés para disfrutar de las comodidades de la ciudad, donde procesa el pago de ochenta empleados y de otras dos mil corbatas que hacen parte de su administración. Según las denuncias, las ayudas solamente se están dando a los amigos del burgomaestre y a las personas que votaron por su candidatura a la Alcaldía. Aseguran las redes sociales que mientras algunas personas han recibido ayudas en cinco oportunidades, otras han sido abandonadas por el Gobierno y desconocen si el Estado colombiano conoce la magnitud de la tragedia.
Las carpas que entregó el Gobierno son de mala calidad, pues no aguantaron las fuertes lluvias que cayeron sobre la isla el miércoles pasado.
Un ciudadano a través de un video que puso a circular en las redes sociales aseguró que las personas que quedaron damnificadas por la violencia del huracán IOTA, en las islas de Providencia y Santa Catalina, están siendo tratadas como animales. Explicó que las carpas que entregó el Gobierno días después de la tragedia son de mala calidad, no sirven para nada, no prestan ninguna protección a la gente como quedó demostrado el miércoles pasado cuando sucumbieron a las fuertes lluvias que ahora están azotando la isla, y que dejaron a la población nuevamente a la intemperie.
El ciudadano providenciano denunció que el Gobierno lo que les ha dicho es que tienen que entrar a la página web para registrarse como damnificado en una isla donde el huracán destruyó los sistemas de energía eléctrica y equipos de enlaces de Internet.
Por su parte la página web de Misión Archipiélago de San Andrés les hizo un llamado a los señores de ‘Proarchipielago’ en el sentido que en la isla de Providencia no hay carpas y la gente se está mojando. La página web le preguntó a Proarchipielago: ¿Qué hacemos? Ustedes son los únicos que manejan las ayudas.
La población duerme a la intemperie sobre las pocas sillas que les dejó el huracán, dijo uno de los damnificados.
Leonel Álvarez Henry reveló que tiene tantas cosas en su mente por decir, pero prefiere no manifestarlas para que no lo califiquen como uno más que descarga su furia por medios de las redes sociales, sin embargo, expresó que solo queda decir que lo poquito que los damnificados de Providencia habían logrado salvar durante el paso del huracán IOTA se fue la noche del miércoles pasado después de semejante aguacero. Explicó que su casa fue el camino o el lecho de un arroyo que se llevó lo poco que les dejó el huracán. Ahora sí, ¡Sálvese el que pueda!, señaló.
Robert Britton Peñaloza, un hombre de la radio, dijo que las islas de Providencia y Santa Catalina se encuentran bajo agua desde hace cinco días por causas de un frente frío que azota el área del Caribe. Denunció que los habitantes de la población no pueden movilizarse por falta de gasolina, que solo hay combustibles para los vehículos oficiales y militares.
Por su parte Dagoberto Antonio Whitaker Henry denunció que la isla no tiene problemas por abastecimiento de gasolina. Reveló que la estación de la población tiene planta y dos barcos que llegan a la semana, lo que ocurre, dice, es que los militares se tomaron la bomba y dejaron al pueblo sufriendo. Explicó que los providencianos están exigiendo al Gobierno que devuelva la estación de servicio a su propietario señor Rafael Arenas para que la situación de combustible se solucione en la isla.
Denunciaron que el alcalde abandonó la municipalidad y se trasladó a San Andrés a disfrutar de las comodidades de la ciudad.
Néstor Medina Whitaker dice que la isla de Providencia necesita láminas de zinc, lonas, y denuncia que la población tiene diecinueve días de estar durmiendo a la intemperie en los baños de sus casas que quedaron en pie tras el paso del huracán.
El exdiputado Bradison Lawrence Fernández Bryan a través de Facebook reveló que en Providencia volvió a llover la noche del miércoles pasado. Todo lo que la gente había logrado conservar hace diecinueve días se fue otra vez a la borda, mojado, y la gente se está enfermando. Pidió a las personas que están encargadas de la reconstrucción entregar las tejas a la gente para que puedan avanzar. Afirmó que la población ya está sufriendo de depresión.
Fanny R. Howard le dice al Gobierno que se necesitan lonas. El pueblo no puede esperar tres meses más de abandono.
Después de diecinueve días del paso del huracán IOTA, los habitantes de Providencia continúan sin recibir una lámina para sus casas por parte del gobierno nacional. Gamiss Alejandra Kelly Hoy dice que la noche del miércoles pasado fue algo similar al paso del huracán, pues cayó bastante agua y todas las familias de Providencia en medio de las ruinas de sus casas y en la oscuridad, estaban durmiendo en sillas y tuvieron que soportar un torrencial aguacero.