El barco que contagió a San Andrés y Providencia con 15 casos de coronavirus

Advierte la fuente de sanidad que, por la fragilidad del protocolo que se está aplicando en el puerto marítimo, es inminente que los habitantes de la isla continúen contagiándose con coronavirus en el curso de los próximos días.

En el puerto de Cartagena operan unos veinte muelles, principalmente industriales y pesqueros, que hacen de la capital de Bolívar el mayor puerto de cabotaje con la zona costera Caribe y las islas de San Andrés y Providencia. De esos embarcaderos tres son de control oficial y los otros diecisiete son de carácter privado, estos últimos operan sin vigilancia de policía y sin autoridades sanitarias y fitosanitarias, lo que significa que embarcaciones que atraquen y zarpen de esos muelles evaden el control de las autoridades, como es la inspección que debe hacerse a cuanto producto comestible y material transporten hacia otros puertos como las islas de San Andrés y Providencia.

El exministro de Transporte y exalcalde de Cartagena José Henrique Rizo Pombo afirma que en esa ciudad operan más de 50 muelles entre privados y públicos.

Por ejemplo, dice la fuente, el muelle de la empresa de Deliverance shipping Line S A S, que se encuentra ubicado en Albornoz, es privado y no tiene ningún control. Lo mismo ocurre con el embarcadero de la Sociedad de Activos Especiales, localizado en Puerto Bahía, que también carece de vigilancia policiva y control sanitario.

El itinerario del virus de Cartagena a San Andrés

Un trabajador de sanidad, que afortunadamente escapó al contagio con coronavirus que propagó el buque el Susurro en la bahía, frente al muelle departamental, aseguró que era imposible impedir que el barco expandiera la pandemia en las islas de San Andrés y Providencia debido a que no existen medidas de protocolo de prevención contra la enfermedad en el puerto local cuando las embarcaciones se arriman al muelle de la Sociedad Portuaria.

Dijo que desconoce qué autoridad de la ciudad Heroica autorizó zarpar la embarcación Susurro hacia la isla de San Andrés, posiblemente pudo ser la Capitanía de Puerto de esa ciudad, manifestó el informante.

Estima que el buque posiblemente zarpó de alguno de estos diecisiete muelles privados donde no se tiene ninguna autoridad que ejerza control sanitario y fitosanitario sobre las mercancías agropecuarias, ni nadie que aplique los protocolos de bioseguridad de prevención contra la epidemia del coronavirus, para lograr un nivel adecuado de protección frente al alto riesgo de contagio que tiene el virus del covid-19.

Explica que, si el Susurro hubiera salido de uno de los tres muelles oficiales que tiene actualmente Cartagena, los funcionarios que ejercen control hubiesen activado el protocolo de bioseguridad y prevención contra el coronavirus en ese puerto y no hubiera permitido dejar salir una embarcación con una tripulación enferma, y seguramente se hubiera evitado el contagio masivo que provocó esta nave en el archipiélago.

Asegura que en el momento de salir la embarcación de Cartagena no se hizo ningún protocolo de bioseguridad y prevención, ni se practicó ninguna medida sanitaria. Pero lo que no hicieron las autoridades de Cartagena, sí debieron aplicarlo estrictamente los funcionarios que controlan el puerto de San Andrés, como es el protocolo de salud pública.

El Susurro partió de la capital de Bolívar el día 25 de abril, y al llegar al área de la isla ni siquiera se fondeó y lo que hizo fue que se metió directamente a la bahía que está frente al muelle departamental y allí procedió a descargar unos productos agrícolas y, a través de unas lanchas, los mismos tripulantes se encargaron de trasladar la mercancía a tierra y transportarla a un sector de Sarie Bay, donde tienen un lugar de expendio. Si estamos en un período de cuarentena, ¿por qué se dejó descender la tripulación del buque para transportar productos agrícolas a Sarie Bay?, se pregunta el informante.

Explica que cualquier barco al llegar al área de San Andrés debe fondearse al lado derecho del cayo Aquarium, a unas 6 millas del muelle local, lugar establecido por la emergencia de la pandemia, y anunciar que está disponible para su revisión. Entonces el personal de salud pública, encabezado por un médico, se dirige a donde está la embarcación y sube a practicar la inspección. Si en la revisión se detectan problemas de salud en la tripulación, salud le informa a Capitanía de Puerto que la nave no puede entrar al puerto local y debe ser devuelta a su lugar de origen.

Pero ocurre que con el Susurro no pasó así. Al parecer esa visita que debió hacerse el 28 de abril, día que el buque llegó a la isla, no se practicó. Si las autoridades hubieran efectuado el protocolo de prevención a bordo del buque, la tripulación no hubiera bajado a tierra, y San Andrés y Providencia no estuvieran hoy plagados por este mortal virus, asegura el portavoz.

Expresa que, en esa misma fecha, o al siguiente día, la empresa dueña del barco pagó los sueldo a la tripulación, y se teme que de ahí en adelante se pudo llevar a cabo, posiblemente, una rumba a bordo del buque, fiesta de la cual habló el gobernador durante una rueda de prensa.

Como el buque no está amarrado al muelle, la Capitanía de Puerto no puede responder por su integridad. Los miembros de la tripulación entonces pueden tomar una lancha y trasladarse a tierra, cuantas veces quieran, para llevar a la embarcación lo que a ellos más le gusta.

Además, las autoridades de salud ignoraron la responsabilidad que tenían de vigilar un foco de coronavirus que les había llegado de Cartagena, y que tenían ahí fondeado a unos 100 metros del puerto de Los Almendros.

El Susurro permaneció en la bahía, frente al muelle, hasta el día 3 de mayo cuando, no se sabe si con orden de zarpe, partió hacia la isla de Providencia a esparcir la epidemia. En San Andrés estuvo del 28 de abril hasta el 3 de mayo, porque su tripulación tenía que esperar los resultados de las pruebas del coronavirus que se había hecho en un laboratorio de la ciudad.

Además, al parecer salud pública tampoco hizo el tamizaje que debía practicar para salvaguardar la salud y seguridad de la población de la isla, porque una de las consideraciones que hay que dejar en el acta de inspección es que la tripulación no podía baja a tierra por la cuarentena impuesta por la crisis sanitaria del coronavirus. Esta visita la practican salud pública, Capitanía de Puerto y el agente marítimo. Ahora, ¿quién es el agente marítimo de esta embarcación en la isla?

El viaje de un barco de Cartagena a la isla se echa 48 horas. Al segundo día de su recorrido el agente marítimo debe enviar una comunicación a Capitanía de Puertos, Dian, Policía Nacional, Salud pública e ICA, informando sobre el arribo del barco. Y eso no se hizo porque el funcionario que suministró la información dijo que esa comunicación nunca le llegó. ¿Dónde están las tres actas de la visita practicada al buque al momento de su arribo a la isla procedente de Cartagena?, se pregunta el trabajador de sanidad.

La comunicación que suministra el agente marítimo es para que las autoridades estén pendientes del arribo del buque. Cuando la nave llega al área de la isla, el primero que debe subir al buque es el personal de salud pública para hacer la inspección y luego autorizar a las otras autoridades si pueden subir a verificar los documentos donde se establece el tipo de mercancía que dice traer la embarcación. ¿Dónde están los textos de esas comunicaciones que debió enviar el agente marítimo a las autoridades para anunciar la llegada del Susurro y el tipo de mercancía que transportaba?, se pregunta el informante.

Ese procedimiento al parecer tampoco se cumplió por parte del agente marítimo del buque Susurro, afirmó el trabajador de sanidad.

El Susurro ya había venido a la isla, por los menos unas tres veces, y se paseaba entre Cartagena, San Andrés y Providencia como ‘pello’ por su casa. Al parecer su primer recorrido entre las islas fue a principios del mes de marzo.

Al buque lo veían llegar y fondearse ahí en la bahía, frente al muelle, y algunas autoridades creían que era un pesquero, por eso pasaba desapercibido y nunca lo sometieron al control sanitario que se le debe practicar a toda embarcación que llegue al área del muelle.

Después que el laboratorio entregó las pruebas del covid-19, y que fueron reportadas como negativas, el agente marítimo de esa embarcación debió solicitar a Capitanía de Puerto un zarpe para Providencia. Se pregunta la fuente: ¿quién es el agente marítimo del Susurro? El agente marítimo es el único que puede tramitar un zarpe.

El día 3 de mayo el buque partió hacia la isla de Providencia. Allá debe haber un agente marítimo también que tiene que anunciar a las autoridades la fecha y hora de arribo de la embarcación.

Cuando un barco arriba a un puerto el primero que debe subir a su estructura es el médico de salud pública. Luego de la inspección sanitaria de la tripulación y observar sus condiciones de salud da la orden al personal de Capitanía de Puerto si puede ascender.

Todo barco que llegue a un puerto debe llevar dos banderas izadas: una de color rojo y otra amarilla. La roja significa que hay un peligro en el buque, porque se está trabajando. Tan pronto termine la inspección en el buque se da la orden de bajar la bandera amarilla. Esto quiere que el buque tiene la documentación al día. El Susurro no portaba ninguna de las dos banderas.

Al arribar el barco al muelle de la isla de Providencia solo tenían que subir al Susurro funcionarios de salud pública, Capitanía de Puerto y el agente marítimo.

El día 4 de mayo, a las 6:30 de la tarde, el barco zarpa de Providencia con destino a Cartagena. Y luego de navegar 33 horas, es decir, a las 3:30 a. m. del día 6, el capitán estableció comunicación con la Estación de Tráfico y Vigilancia Marítima de San Andrés para solicitar permiso para su arribo forzoso porque uno de sus tripulantes presentaba problemas de salud.

Cuando el capitán del buque informó a Capitanía de Puerto que un miembro de su tripulación padecía problemas de salud, se presume que el barco estaba más cerca de San Andrés que de los puertos de Providencia y Cartagena, que le autorizaron enderezar el buque hacia la capital del archipiélago.

Pero explica el trabajador de sanidad: el barco tiene 3 cuartos refrigerados, y el capitán del buque debió meter el cuerpo del marino fallecido en uno de esos recipientes, y dirigirse al puerto de Cartagena.

El Susurro vuelve a las aguas de San Andrés y nuevamente se mete a la bahía del puerto y tampoco las autoridades de sanidad le practicaron el protocolo de prevención contra el coronavirus.

El tripulante que fallece en la embarcación, ante de partir a Providencia, le fue practicada una prueba por un laboratorio local para establecer si padecía coronavirus, que resultó negativa, pero las autoridades de salud pública debieron practicar a toda la tripulación el protocolo de prevención, cosa que no cumplieron.

Asegura el informante que, en el momento de partir la nave hacia la vecina isla, el marinero fallecido y el resto de la tripulación posiblemente ya iban contagiados con coronavirus, porque la gente que tuvo contacto con esa tripulación en Providencia quedó infectada con esta enfermedad.

Advierte el portavoz que, si en la vecina isla las autoridades hubiesen aplicado la norma de protocolo, el Susurro no habría vuelto a la capital del archipiélago a esparcir la pandemia a toda una población que había mantenido controlado el virus desde hacía varias semanas y se aprestaba, tentativamente, reabrir su actividad comercial.

Se podría decir que hasta el día 12 de mayo en la ciudad no se sentía el efecto del virus, lo imperante en las vías de la isla ha sido el control extremo de las autoridades contra la población indefensa.

La isla de Providencia que se había mantenido sin casos de coronavirus desde el momento en que el Gobierno nacional dispuso la cuarentena, sus autoridades cometieron la ingenuidad de permitir que el personal del muelle subiera al buque sin ningún protocolo de seguridad y tuviera contacto con la tripulación, que llegaba contagiada del puerto de Cartagena, que se constituye con el departamento de Bolívar como la quinta zona de Colombia con más personas infectadas con el mortal virus.

En San Andrés los casos de virus fueron apareciendo muy distanciados y se pudieron aislar a tiempo pese al letargo con que actuaron las autoridades. Se podría decir que hasta el día 12 de mayo en la ciudad no se sentía el efecto del virus, lo imperante en las vías de la isla ha sido el control extremo de las autoridades contra la población indefensa.

Lo que no se explican los sanandresanos es que después de permanecer la ciudad bloqueada, militarizada, obstruyendo las necesidades de la gente con hambre, provocando la posibilidad de un levantamiento, las autoridades de forma ingenua y torpe hayan colaborado para que la ciudad tenga hoy 15 personas contagiadas con este mortal virus, y Providencia haya comenzado a aparecer en el cuadro de estadística del Ministerio de salud con 4 pacientes contaminado con el virus.

Los métodos estadísticos pronostican que un solo individuo puede ser el origen de un foco de infección masivo en una comunidad. Una persona infectada por este virus contagia a 2.5 individuos más, lo que quiere decir que al cabo de un mes tendríamos 406 nuevas infecciones.

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