Confinamiento de colombianos no ha servido para controlar el covid-19
Ahora que el país alcanza los 1.500 contagios por día el presidente va a reabrir el aparato productivo. Probablemente se habrá llegado ya a la cuota de muertos que el pueblo colombiano deberá aportar a los objetivos propuestos por la pandemia.
El confinamiento y el hambre que ha padecido la gente desde hace casi tres meses de estar encerrada en sus casas y los maltratos recibidos en la vía pública por la represión de los organismos armados del Estado contra los compatriotas del territorio nacional, no le ha servido de nada al presidente de la República para aplastar o ponerle una jáquima a la cabeza de la curva de la pandemia del coronavirus que cada día amenaza más llevar a Colombia a repetir las tenebrosas escenas que mostraron las autoridades sanitarias de Italia y España en su lucha contra la patología del covid-19.
En el territorio nacional se padece un caos por el desastre que está causando la pandemia. Nadie sabe cómo se propaga la enfermedad. Ahora es un gran riesgo para la persona acercarse o ingresar a un hospital o clínica por equivocación. Allá le inoculan el virus, porque parece que su vida ya está vendida y comprometida con una alianza deliberada de diezmar la población mundial. Se ha demostrado en estos momentos que cuando se ingresa a un centro hospitalario del territorio colombiano a solicitar un servicio para que le corten las uñas, los médicos ya le tienen el diagnóstico escrito que sufre de coronavirus.
Cuando la curva de contagio ha tomado una dirección vertical y los decretos expedidos por el Gobierno no han servido de barrera de contención para controlar la enfermedad, se proyecta reabrir el aparato productivo del país.
El pueblo en sí no cree las experiencias que han vivido algunos compatriotas que han llevado a sus familiares a centros hospitalarios a buscar atención médica y a la vuelta de pocas horas les han informado que el paciente ha fallecido por causa de esta enfermedad. Hasta ahora se desconoce lo que está ocurriendo en el interior de los hospitales y clínicas del continente, lo que se ha podido saber es lo que han relatado algunos pacientes que afortunadamente han logrado escapar con vida de estos lugares antes que se les hubiese declarado su muerte por coronavirus.
El pueblo colombiano fue encerrado desde comienzos de la tercera década del mes de marzo cuando apareció en Bogotá el primer paciente contagiado con la enfermedad. Hoy cuando la cifra de infectados por el covid-19 en el país supera las 1500 personas por día, el presidente se apresta a reabrir el aparato productivo y reanudar las operaciones aéreas en todo el país, cuando la curva de contagio ha tomado una dirección vertical y los decretos expedidos por el Gobierno no han servido de barrera de contención para controlar la propagación de la enfermedad.
Probablemente, el Gobierno nacional si no ha cumplido, está en ese proceso de terminar con la cuota de muertos que el pueblo colombiano, de los estratos sociales menores, debe aportar a las proyecciones que se han trazado las empresas que se mueven detrás de esta pandemia.
Gobierno nacional y las autoridades de la isla están preparando la ciudad para tratar de contener una eventual situación masiva de contagio cuando se reabra el aeropuerto.
La capital de la República es hoy día uno de los principales focos de la propagación del virus del covid-19. Esta ciudad acumula más de 13.709 casos de contagio desde el momento en que el Ministerio de Salud comenzó a llevar estadística. Luego le sigue el departamento del Atlántico con 7.096 casos. Seguidamente viene el Valle del Cauca con 4.820 infectados y posteriormente continúa el departamento de Bolívar con 4.364 contagios.
Por el desmesurado crecimiento de contagio en estas ciudades, el servicio de las salas de cuidados intensivos se encuentra colapsado y sus autoridades hacen inmensos esfuerzos para adecuar nuevas UCI para poder contener la propagación de la pandemia.
La isla de San Andrés donde prácticamente no ha habido difusión del covid-19, su población podría ser masivamente infectada por esta enfermedad si no se aplican rigurosamente los protocolos de bioseguridad en el momento que el Gobierno nacional decida reabrir las operaciones en el aeropuerto de la ciudad.
Por eso el Gobierno nacional y las autoridades de la isla están preparando la ciudad para tratar de contener una eventual situación masiva de contagio con la construcción y dotación de una sala UCI en el centro asistencial Clarence Lynd Newball, que no es más que un hospital de campaña u hospital de campo para esperar a los habitantes de la ciudad que se puedan contagiar con el virus del covid-19 que traerán los aviones tan pronto se reabran las operaciones en el aeródromo local.